1. Delegar una función o acción a la persona equivocada. Cuando la situación lo requiere se deben delegar funciones, pues sería un error también concentrar las labores en una sola persona, pero se debe saber hacerlo, pues delegar una determinada función o actividad a una persona que esté poco preparada para desarrollarla podría conllevar a fracasos y desaciertos para la organización.
2. Carecer de firmeza. Es carecer de la capacidad interior para saber ejercer autoridad que genera confianza, cooperación y apoyo a los colaboradores, y sin ser un jefe autocrático enfermizo, que tiende a mandar basado en el temor y la obediencia sumisa; ni ser un jefe laiseez faire o del estilo dejar hacer que da a los trabajadores tanta libertad que no interviene en la guía, ni la supervisión y ni el apoyo a los mismos.
Cuando en una organización predomina el estilo autocrático o el estilo laiseez faire, se hará muy difícil que se logre elevar el potencial, el talento, las habilidades y conocimientos de las personas, pues en el primero, los empleados trabajarán incómodos, con miedo, y poca confianza; en el segundo, no hay nadie que coordine, y coopere con los colaboradores. En fin, los dos extremos, son un peligro para una organización, teniendo en cuenta que el liderazgo tiene una alta responsabilidad en los resultados de la misma.
Un(a) líder que aplica la firmeza sabrá adecuar su liderazgo a las realidades que se le presenten, pues habrá situaciones en que deberá ser autoritario(a), pero evitando que ello se convierta en tiranía; en otras ocasiones, habrá que aplicar la democracia, sin ser débil; en otras, habrá que ser carismático(a), para inspirar y motivar, sin perder la autenticidad; en ciertas circunstancias habrá que ser un(a) transformador(a) y promotor(a) del cambio, sin desviar a la organización de su razón de ser; entre otras. Carecer de un liderazgo que actúa con firmeza es una desventaja frente empresas competidoras con líderes que si la convierten en un hábito, teniendo presente la alta influencia del líder en la construcción de una compañía competitiva.
3. Creerse superior a los demás. Aunque se tengan cualidades dignas de admiración o se halla llegado a una posición de poder, actuar constantemente de manera arrogante o soberbia puede afectar las relaciones que tiene él o la líder con sus colaboradores, y crear conflictos con estos, lo cual puede restar a la lealtad y al respeto que le deben tener al mismo, pues las personas hoy en día desean trabajar con jefes que puedan dar el ejemplo, trabajar con individuos con los cuáles se puedan identificar. Una actitud tóxica como esta, lleva a lo contrario. Así que, lo ideal, es que cuanto más competente, y cuando más éxito se tiene, lo que hace que ello sea virtuoso, es la humildad.
4. No actuar con justicia. No ser ecuánime en la distribución de las responsabilidades y recompensas a los colaboradores también puede afectar la lealtad que se le tiene a quien ejerce el liderazgo. Ello podría generar desánimo, afectando la motivación de los mismos, por lo tanto, llevar a deserción de las acciones que están planificadas.
5. Dejar que la baja autoestima domine su vida. La baja autoestima hará que el liderazgo se ejerza con desconfianza frente a la situaciones que se presentan. No somos perfectos, y en algún momento ciertas realidades que vivimos pueden hacer que la autoestima se afecte, sin embargo, es mejor no reflejar esto ante nuestro personal a cargo, pues demostrar esa desvalorización por sí mismo, o sí misma ante los colaboradores, puede hacer que ellos aprecien con desconfianza las decisiones y acciones que se les delega, y abre la posibilidad de que actúen también con duda.
6. No actuar de manera reflexiva cuando determinados problemas o situaciones lo requieren. Hay decisiones y acciones a tomar que requieren de mucha reflexión, por ello, es demasiado arriesgado que frente a estas, quien lidera no se tome el tiempo para pensarlas. No podemos dejarle todo sólo a la intuición o a lo que presentimos, pues, la reflexión estratégica es necesaria para confirmar ó asegurarnos de que lo que se intuye es conveniente y coherente con la situación de la compañía, y con las posibilidades de éxito. Además, en un entorno empresarial tan inestable, no reflexionar puede llevar a que se tomen caminos equivocados de los cuáles luego haya que arrepentirse. Igualmente, esta debe ayudar a que las acciones sean más rápidas, por ello, piensa lento, pero actúa rápido.
Hay que tener en cuenta que a veces en una organización aunque se halla actuado de manera reflexiva, en esas decisiones y acciones que lo requieren, los resultados no siempre son los esperados, entonces imagínate si no lo hacemos, es como estar ciegos estratégicamente.
7. Demostrar poca o nula creatividad. Si se carece de creatividad muy difícilmente se podrán generar soluciones verdaderas a los problemas de la empresa. Sin esta, será muy difícil planear y ejecutar estrategias que pongan a la compañía en una posición ventajosa frente a la competencia. Un(a) líder carente de creatividad está minando el camino para que su organización sea ineficaz en su misión.
8. Dejarse llevar por la avaricia. La avaricia conlleva a que las personas busquen a cualquier precio el logro de sus objetivos, incluso violando la ética y la moral que permiten un comportamiento recto. Ahora bien, aspirar a tener riquezas o una posición de liderazgo no debería convertirse en un motivo para actuar de manera avariciosa, la persona debe ser capaz de dominar este tipo de comportamientos, de lo contrario se convertirá en alguien desprovisto de escrúpulos, por lo cual, hará mucho daño a otros dentro del proceso y manejo de los asuntos empresariales que están a su servicio.
9. Creer que los agüeros, las brujerías y horóscopos son determinantes de su éxito o fracaso. Va por mal camino quien se deja llevar de aquellas creencias que no están basadas en la realidad y en la verdad, sino en falacias y mentiras con las cuáles son engañadas las personas, incluso los más inteligentes y sabios. Quien ejerce un verdadero liderazgo sabe que su futuro depende de sus decisiones y acciones, y no en creencias que achican la visión real de lo que significa la vida.
10. Relacionarse con las personas inadecuadas. Es perjudicial para una organización que quien lidera la misma, cultive relaciones con mafiosos o personas al margen de la ley, pues de una u otra forma, estar vinculados con estos, puede llevarlo a sentirse obligado en satisfacer en algún momento los intereses destructivos de aquellas personas. Ello dañará la reputación de la compañía y puede ser causa de la pérdida de importantes negocios y alianzas clave.
11. Hacer actividades perjudiciales para su formación y reputación. Me refiero a aquellos vicios o hábitos perniciosos para la salud mental, física y espiritual de la persona, que pueden afectar su reputación y relaciones interpersonales. Esto puede ser: la adicción a la pornografía, las drogas a alucinógenas, el exceso en el consumo de alcohol, demostrar irrespeto o acoso al sexo opuesto, tener más de una pareja sentimental, entre otras. Vicios como estos, quitan energía, y podrán acelerarle enfermedades o desequilibrios en su mente, emociones y cuerpo físico.
Y un(a) líder con desequilibrios no será efectivo para el manejo de una empresa. Frente al los colaboradores, o frente al público, algunos de estos vicios traen como consecuencias el irrespeto, la falta de confianza y la percepción de falta de seriedad en su proceder.
12. Ser individualista. Un(a) líder que solamente tiene interés por el beneficio de sí mismo está perdiendo el sentido de lo que significa el liderazgo, está afectando sus relaciones con el resto de las personas, está olvidando que la clave del liderazgo verdadero tiene su raíz en el bienestar y obrar colectivos. Interesarse sólo por uno mismo es un reflejo del egocentrismo de la persona, y esta actitud lo llevará sólo a buscar ser servido y no a servir para la colectividad que representa.
13. Ser lento o afanoso. Por un lado, la lentitud en la toma de decisiones y acciones pueden llevar a la pérdida de muchas oportunidades estratégicas. Por otro lado, el afán o vivir de la urgencia puede ser una muestra de débil planificación y disciplina, y al mismo tiempo puede llevar a errores por el descuido de factores importantes para el crecimiento organizacional. Por ello, las decisiones y acciones deben darse justo a tiempo.
Autor del artículo: ELI PEREA GARCÉS, Administrador de Empresas.
Fuente complementaria 1: el segundo error en este artículo se desarrolló con base en la segunda parte del libro "El Factor Humano en la Organización" que se titula "Liderazgo", del autor Félix Cantoni Ibarra, M.D. páginas 149-230.
Fuente de la imágen: Brett Jordan on Unsplash
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